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    DICTAMEN DEL JUEZ SUPREMO



    Por Manuel E. Yepe*
    El presidente de los Estados Unidos de America cree realmente que cuenta con poderes divinos para ejercer la funcion de juez supremo del planeta.

    Pero, a nivel de la tierra, cada vez que la asignacion de tal facultad a Washington ha sido consultada a los mortales, esta ha sido denegada.

    El presidente George W. Bush dictamino recientemente que Cuba y Myanmar (antes Birmania) son culpables de los delitos de trafico de seres humanos, trabajos forzados y prostitucion.

    Tambien declaro que Venezuela, Siria, Corea del Norte e Iran son candidatos para recibir las mismas sanciones, aunque invoco a su autoridad para no aplicarlas de manera tan drastica, porque el flujo de dinero vinculado a esa ayuda favorece el interes nacional de Estados Unidos.

    El mandatario -dice la informacion de la agencia estadounidense Prensa Asociada- prefirio no aplicar sanciones a otros paises donde dice haber descubierto graves problemas de trafico de seres humanos, como Arabia Saudita. Tambien retiro la amenaza inmediata de las sanciones a Kuwait porque ese pais abrio recientemente un refugio para las victimas de abusos, casi siempre mujeres asiaticas obligadas a trabajar como esclavas en hogares de acaudalados kuwaities.

    Magnanimo, Bush dispuso, asimismo, no aplicar sanciones a Iran ni a otras naciones en las que Estados Unidos cifra esperanzas de poder extender sus servicios culturales y educativos "para impedir los abusos".

    En los casos de los maximos delincuentes, Cuba y Myanmar, la sancion que les impone Bush es retirarles el derecho a recibir ayuda estadounidense y prohibirles ingresar a sus programas de intercambio cultural y educativo. Cuba esta sometida hace 48 años a un severo bloqueo comercial y una guerra economica que le ha excluido de tales "beneficios" desde hace 48 años.

    La argumentacion del mandatario norteamericano -seguramente de fuentes divinas- contradice el hecho de que Cuba ha sido, durante mas de cuatro decadas, victima y no culpable del trafico de seres humanos que se ejerce, como lucrativo negocio, por inescrupulosos comerciantes asentados en territorio estadounidense, con el indisimulado apoyo de las autoridades del estado de la Florida y de la Agencia Central de Inteligencia (CIA).

    En Estados Unidos rigen leyes que promueven la inmigracion ilegal de cubanos con objetivos de propaganda politica contra el proyecto socialista de la isla, al tiempo que se reprime con saña a inmigrantes irregulares de cualquier otro pais del tercer mundo.

    En cuanto a la prostitucion, es notorio que Cuba logro practicamente su desaparicion como lacra social hasta la decada de los años 1990 en que se vio estimulada por efecto del incremento del turismo, cuyo desarrollo la isla se vio obligada a asumir para hacer frente a la crisis desatada por la súbita cesacion de los vinculos comerciales con la Union Sovietica y otros paises de Europa del Este. Estados Unidos aprovecho aquella situacion para extremar las medidas del bloqueo economico mas largo de la historia contra un pais independiente.

    No obstante, la prevalencia de la prostitucion en Cuba es insignificante hoy respecto a la que afectaba al pais antes de la revolucion que triunfo en 1959, y ni siquiera compara con los elevados indices actuales de esta lacra en otros paises del continente, incluido Estados Unidos.

    En cuanto a la vigencia de "trabajos forzados", es un delito inexistente en la isla, en cambio muy extendido en Estados Unidos con los inmigrantes irregulares como victimas.

    Todos los Estados tienen el derecho y el deber de observar a los demas y conducirse en la relacion bilateral como soberanamente lo estimen procedente. Pero a ninguno le corresponde la facultad de colocarse por encima de los demas sin un mandato democraticamente formulado por la comunidad mundial en el seno del sistema de las Naciones Unidas.

    El nuevo Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas, creado en 2006 para sustituir a la Comision de Derechos Humanos, esta ahora subordinado a la Asamblea General integrada por todos los paises miembros y en ella las decisiones se toman por voto mayoritario. Estados Unidos ni siquiera se atrevio a intentar su ingreso, ante la certeza de un seguro rechazo.

    Ya el organismo de las Naciones Unidas encargado de vigilar las violaciones de los derechos humanos no es escenario manipulable por los Estados Unidos para presionar y chantajear a los paises pobres. Ahora en esa instancia se pueden tratar no solo violaciones ocurridas en naciones del Tercer Mundo, sino tambien las que, con mayor frecuencia aún, se producen en Estados Unidos y en otras naciones industrializadas. Ya las agresiones de Israel contra los arabes se valoran igual que cualquier otra agresion a la seguridad humana.

    La vigilancia sobre las violaciones de los derechos economicos, sociales y culturales tiene ahora igual prioridad que la relativa a las libertades civiles y politicas, que son de un caracter mucho mas subjetivo que las primeras.

    Dondequiera que las decisiones a nivel global sean tomadas por voto mayoritario de estados soberanos, es decir, democraticamente -y sin la intervencion de divinidades que le soplen al oido de su presidente las sabias decisiones que Estados Unidos debe ejecutar a todo costo y en cualquier circunstancia-, la comunidad mundial se manifiesta contra la hegemonia unipolar y la dominacion de la superpotencia.

    Las naciones del tercer mundo, y en primer lugar las que integran el movimiento de los no alineados, ganan confianza en la fuerza de su unidad con cada derrota de Washington en votaciones como aquellas en las que su adversario ha obtenido casi la totalidad de los votos de los Estados miembros de Naciones Unidas, contra un respaldo a su posicion de apenas un par de protectorados suyos, mas Israel.

    Los aliados habituales de la superpotencia no han soportado en esos casos las humillaciones que la altaneria de la Casa Blanca les impone sistematicamente y se han desmarcado, a riesgo de sufrir la ira imperial.

    Lo racional seria que Washington reconociera que la humanidad, en pleno Siglo XXI, no puede aceptar que un Estado, por poderoso que sea, ejerza la conduccion unilateral del planeta colocandose por encima, o al margen, de la comunidad mundial.

    La Humanidad no reconoce juez supremo, por mucho que quien pretenda serlo alegue estar en contacto directo con alguna deidad.

    *Manuel E. Yepe Menendez es periodista y se desempeña como Profesor adjunto en el Instituto Superior de Relaciones Internacionales de La Habana.



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