Declaración a la prensa del Presidente de Cuba,
Raúl Castro Ruz. 21 de marzo de 2016
Señor presidente Barack Obama:
Nos complace recibirlo en la primera visita de un mandatario de los Estados Unidos a
nuestro país después de 88 años.
Deseamos que durante su breve estancia en la isla pueda apreciar la hospitalidad del
pueblo cubano, que nunca ha abrigado sentimientos de animosidad hacia el pueblo es-
tadounidense, al que nos unen lazos históricos, culturales y afectivos.
Su visita es un paso importante en el proceso hacia la mejoría de las relaciones bilaterales,
que esperamos contribuya a impulsar mayores avances en nuestros vínculos, en beneficio
de ambas naciones y de la región.
Acabamos de sostener un constructivo y útil encuentro, que da continuidad a los dos anteriores que sostuvimos en Panamá y Nueva York.
Constatamos que en los 15 meses transcurridos desde que anunciamos la decisión de
restablecer las relaciones diplomáticas hemos obtenido resultados concretos.
Reanudamos el correo postal directo y firmamos un acuerdo para restablecer los vuelos
regulares.
Hemos ampliado la cooperación en áreas de interés mutuo. Suscribimos dos memorandos
de entendimiento sobre protección del medio ambiente y áreas marinas, y otro para mejorar
la seguridad de la navegación marítima. Hoy se firmará uno más sobre cooperación en la
agricultura.
Actualmente se está negociando otro grupo de instrumentos bilaterales para cooperar en
esferas como el enfrentamiento al narcotráfico, la seguridad del comercio y de los viajeros,
y la salud. Sobre esta última, hemos acordado profundizar la colaboración en la prevención
y tratamiento de enfermedades transmisibles como el Zika y de enfermedades crónicas
no transmisibles, incluyendo el cáncer. Esta cooperación es beneficiosa no solo para Cuba
y Estados Unidos, sino también para nuestro hemisferio.
A partir de las decisiones adoptadas por el presidente Obama para modificar la aplicación
de algunos aspectos del bloqueo, empresas cubanas y sus contrapartes estadounidenses
trabajan en la identificación de posibles operaciones comerciales que se pudieran concretar
en el marco aún restrictivo de las regulaciones en vigor.
Algunas se han materializado, especialmente en el área de las telecomunicaciones, ámbito
en el que nuestro país cuenta con un programa basado en sus prioridades de desarrollo y en la
necesaria soberanía tecnológica, que garantice el uso apropiado de estas al servicio de los intereses nacionales.
También se avanza en negociaciones para la adquisición de medicamentos, equipos médicos y equipamiento para generación de energía y protección del medio ambiente, entre otras.
Mucho más pudiera hacerse si se levantara el bloqueo de los Estados Unidos.
Reconocemos la posición del presidente Obama y de su gobierno contra el bloqueo y
los reiterados llamados que ha hecho al Congreso para que lo elimine.
Las últimas medidas adoptadas por su gobierno son positivas, pero no suficientes. Intercambié con el Presidente sobre otras medidas que pensamos pueden tomarse para eliminar restricciones aún vigentes y hacer una importante contribución al desmantelamiento del bloqueo.
Esto es esencial, porque el bloqueo continúa en vigor y tiene componentes disuasivos
y efectos intimidatorios de alcance extraterritorial, sobre lo cual le expuse algunos
ejemplos al Presidente para mostrarle sus consecuencias negativas para Cuba y otros
Estados.
El bloqueo es el obstáculo más importante para nuestro desarrollo económico y el bienestar del pueblo cubano. Por eso, su eliminación será esencial para normalizar las relaciones bilaterales. También será beneficioso para la emigración cubana, que desea lo mejor para sus familias y su país.
Para avanzar hacia la normalización también será necesario que se devuelva el territorio
ilegalmente ocupado por la Base Naval en Guantánamo.
Ambos temas, por ser los principales obstáculos, fueron abordados, una vez más, en el
Editorial publicado el 9 de marzo pasado en el órgano oficial del Partido Comunista de
Cuba y, hace solo cuatro días, en la conferencia de prensa de nuestro canciller Bruno
Rodríguez Parrilla, ampliamente divulgados por la prensa.
Asimismo, otras políticas debieran ser suprimidas para que pueda haber relaciones
normales entre Cuba y los Estados Unidos. No debiera pretenderse para ello que el
pueblo cubano renuncie al destino que libre y soberanamente ha escogido y por el que ha
hecho inmensos sacrificios.
Intercambiamos además sobre temas internacionales, en particular, aquellos que pudieran afectar la paz y la estabilidad regional.
Especialmente estaba previsto y no hubo tiempo para concluirlo, el abordar nuestra
preocupación por la situación de desestabilización que se intenta fomentar en Venezuela,
lo cual es contraproducente para el ambiente en el continente, pero lo expreso en esta ocasión.
Igualmente, dialogamos sobre la marcha del proceso de paz en Colombia y los esfuerzos para poner fin a este conflicto.
Existen profundas diferencias entre nuestros países que no van a desaparecer, pues tenemos concepciones distintas sobre muchos temas, como los modelos políticos, la democracia, el ejercicio de los derechos
humanos, la justicia social, las relaciones internacionales, la paz y la
estabilidad mundial.
Defendemos los derechos humanos. Consideramos que los derechos civiles, políticos, económicos, sociales y culturales son indivisibles, interdependientes y universales. No concebimos que un gobierno no
defienda y garantice el derecho a la salud, a la educación, a la seguridad social, a la alimentación y al desarrollo, al salario igual por trabajo igual y a los derechos de los niños. Nos oponemos a la manipulación política y el doble rasero sobre los derechos humanos.
Cuba tiene mucho que decir y que mostrar en esta materia y, por ello, le reiteré al Presidente nuestra disposición a mantener el diálogo que iniciamos.
El pasado 17 de diciembre de 2014, cuando anunciamos la decisión de restablecer las relaciones
diplomáticas expresé: “debemos aprender el arte de convivir, de forma civilizada, con nuestras
diferencias”.
El 15 de julio de 2015 ante nuestro Parlamento señalé: “Cambiar todo lo que deba ser cambiado
es asunto soberano y exclusivo de los cubanos. El Gobierno Revolucionario tiene la disposición
de avanzar en la normalización de las relaciones, convencido de que ambos países podemos cooperar
y coexistir civilizadamente, en beneficio mutuo, por encima de las diferencias que tenemos y
seguramente tendremos, y contribuir con ello a la paz, la seguridad, la estabilidad, el desarrollo y la
equidad en nuestro continente y el mundo”.
Hoy ratifico que debemos poner en práctica el arte de la convivencia civilizada, que implica aceptar y respetar las diferencias y no hacer de ellas el centro de nuestra relación, sino promover vínculos que privilegien el beneficio de ambos países y pueblos y concentrarnos en lo que nos acerca y no en lo que nos separa.
Coincidimos en que nos queda por delante un largo y complejo camino por recorrer. Pero lo importante es que hemos comenzado a dar pasos para construir una relación de nuevo tipo, como la que nunca ha existido
entre Cuba y los Estados Unidos.
Destruir un puente es fácil y requiere poco tiempo. Reconstruirlo sólidamente es una tarea mucho más larga y difícil.
Después de cuatro intentos fallidos, en una muestra de voluntad y perseverancia, el 2 de septiembre del 2013, la nadadora estadounidense Diana Nyad, logró cruzar a nado el estrecho de la Florida, sin jaula
antitiburones.
Por esa hazaña de vencer la distancia que separa geográficamente a nuestros países, el 30 de agosto del 2014, bajo los acordes de los himnos nacionales de Cuba y Estados Unidos, fue condecorada con la Orden al
Mérito Deportivo, otorgada por el Consejo de Estado cubano.
Esta proeza contiene un fuerte mensaje, debería servirnos de ejemplo para las relaciones bilaterales, ya que confirma que si ella pudo, entonces nosotros también podremos.
Le reitero al presidente Obama nuestro agradecimiento por su visita y la voluntad del Gobierno de Cuba de seguir avanzando en los próximos meses por el bien de nuestros pueblos y países.
Muchas gracias.
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