A un siglo de la toma del poder por el Partido Bolchevique encabezado por Vladimir Ilich Lenin y Leon Trotski, la vigencia actual de las ideas de la Revolución Rusa de Octubre de 1917 se aprecia en la orientación de las luchas que libran los pueblos de todo el mundo contra la explotación capitalista.
Octubre desbrozó los caminos para la liberación humana que el marxismo había identificado y descubrió otras nuevas vías. Condujo a la nación a la obtención de grandes éxitos en la economía, la política, la cultura, la justicia social y la defensa, para convertir en breve tiempo a la atrasada Rusia en potencia mundial.
Octubre permitió que los esfuerzos y sacrificios de los pueblos de la Unión Soviética alcanzaran el nivel de desarrollo económico, militar y científico que propició una bipolaridad del mundo en la que pudieron asentar sus esperanzas de progreso las naciones del planeta. Estados Unidos no fue una excepción. En enero de 1919, Lenin invitó al ala izquierda del Partido Socialista de América (SPA) a unirse a la Internacional Comunista recién creada en Moscú. En la primavera de ese año esta ala tomó el control de todo el partido desplazando a su anterior directiva, más pequeña y de orientación socialdemócrata. Desde sus orígenes, el PSA sufrió ataques de varios gobiernos estaduales y del propio gobierno federal estadounidense que temía una repetición de las revueltas que estaban teniendo lugar en suelo europeo. Se desató en Estados Unidos entre finales de 1919 y enero de 1920, el “terror rojo” que lideró la Fiscalía General de los Estados Unidos ordenando la detención de miles de comunistas, con el Ley de Sedición de 1918 como base jurídica. Durante la Gran Depresión de 1929, el Partido Comunista de Estados Unidos (CPUSA, por sus siglas en inglés) multiplicó sus pactos con pequeños grupos sindicales. La elección de Franklin D. Roosevelt como presidente supuso también la renovación de los sindicatos y el incrementó en ellos de la influencia del CPUSA.
Durante este período, el CPUSA se distinguió por su defensa de la Segunda República Española, víctima del levantamiento franquista que desembocó en la Guerra Civil Española (1936-1939). Izquierdistas de todo el mundo se unieron para defender a la República, aportando fondos para la asistencia médica y en muchos caso enrolándose como voluntarios en la Brigadas Internacionales. El CPUSA proporcionó los primeros integrantes de la Brigada Abraham Lincoln, que además de apoyar al gobierno republicano de España fue la primera fuerza militar compuesta por estadounidenses que integró a negros y blancos en las mismas filas, con los mismos derechos y obligaciones.
Al formarse en 1919 el Partido Comunista de Estados Unidos (CPUSA, por sus siglas en inglés), el gobierno de Washington reprimía hacía algún tiempo a los socialistas, debido a que éstos se habían opuesto a la intervención estadounidense en la Primera Guerra Mundial y hacían campaña contra el servicio militar. A partir de enero de 1920, el nuevo blanco de la persecución fueron los comunistas que comenzaron a ser masivamente encarcelados. El CPUSA fue forzado a la clandestinidad y debió cambiar varias veces de nombre para evitar la detención de sus cuadros y militantes.
En la década de 1930, el FBI perseguía a nazis y comunistas bajo sospechas de que pretendían lanzar una revuelta armada contra el Gobierno federal. En 1940 entraron en vigor leyes que declaraban ilegal sostener una opinión favorable al derrocamiento del Gobierno. En 1941, cuando Estados Unidos estaba a punto de ingresar a la guerra mundial en Europa y Japón, el gobierno de Roosevelt acusó de sedición y conspiración para derrocar al gobierno a 29 miembros del Partido Socialista de los Trabajadores (SWP), entonces aliado político de la Cuarta Internacional. El FBI allanó las oficinas del SWP y se formó un gran jurado para el juicio. Los acusados utilizaron el proceso para pregonar sus principios socialistas desde el banquillo de los acusados, rechazaron la guerra imperialista y refutaron la presentación de la revolución socialista como una conspiración o golpe de Estado.
La entrada de Estados Unidos en la IIGM en diciembre de 1941 forzó una alianza con la Unión Soviética que viabilizó el reclutamiento de militantes comunistas en las fuerzas armadas estadounidenses. Al término de la II GM en 1945 e inicio la Guerra Fría contra la URSS, terminó la “tregua” oficial estadounidense hacia el CPUSA y se exacerbó una psicosis anticomunista por el supuesto descubrimiento de “redes soviéticas de espionaje” y la denuncia de un creciente poder de los comunistas en el sindicalismo del sector industrial. Luego sobrevendría el macartismo o cacería de brujas, uno de los episodios más vergonzosos en la historia jurídica de Estados Unidos, con el asesinato político por condena en silla eléctrica de los esposos Ethel y Julius Rosenberg, un crimen de odio que aún reclama justicia.
Agosto 31 de 2017.
Manuel E. Yepe Menendez es periodista y se desmpena como Profesor en el Instituto Superior de las Relaciones Internacionales de la Habana
www.manuelyepe.wordpress.com
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