Por Yalma Puig Meneses
En intercambio con la prensa cubana, Delcy
Rodríguez Gómez, presidenta de la Asamblea
Nacional Constituyente de Venezuela, abordó
diferentes temas de interés para nuestros
países
CARACAS, Venezuela. — Delcy
Rodríguez Gómez tiene un verbo
combativo, inteligente. Abogada de
profesión, ha defendido con vehemencia
y coraje a la Revolución Bolivariana y
el derecho a la autodeterminación de su
pueblo en los más disímiles escenarios.
Sobre el terreno diplomático ganó un amplio
reconocimiento desde su posición como
Canciller venezolana —entre los años 2014 y
2017—, convirtiéndose en una de las figuras
más sobresalientes dentro del gobiern o, tanto
a nivel nacional como internacional.
Y desde el 4 de agosto de 2017, por decisión
popular, se desempeña como Presidenta de la
Asamblea Nacional Constituyente, momento
en el cual culminó un periodo de intensa
violencia en Venezuela «con la consolidación
de la paz y el proceso electoral constituyente»
que ese año cobró vida en la hermana nación.
En diálogo con la prensa cubana, a pocos
días de la extraordinaria victoria alcanzada
en las urnas por la Revolución Bolivariana, el
pasado 20 de mayo, Delcy Rodríguez Gómez
asegura que «la Asamblea Constituyente trajo
el reequilibrio político a Venezuela […] llegó
la paz nuevamente» y se consolidó junto al
proceso electoral constituyente que cerró su
ciclo con la reelección del presidente Nicolás
Maduro Moros por votación mayoritaria.
El pueblo de Venezuela le otorgó a Maduro
«un mandato claro, […] antiimperialista,
porque votó por la autodeterminación».
«Mucha sabiduría tuvo el pueblo con ese 68%
que le dio al presidente Nicolás Maduro»; es
un mandato «anti neoliberal, por el socialismo
bolivariano y el sistema de protección social
[…]. No queremos guerra civil en Venezuela,
no queremos desestabilización, aquí está
la estabilidad política para las reformas
económicas que se necesitan» y para proteger
al país de la agresión económica.
Inquirida sobre el complejo escenario en que
vive su país, sometido a fuertes presiones por
el Gobierno de los Estados Unidos y sus
aliados, Rodríguez Gómez no pudo evitar
hablar del pueblo cubano. Rememoró sus
numerosos ejemplos de dignidad en la peor de
las adversidades, considerados por ella como
una referencia histórica que han tomado como
una guía, como un faro.
«Por eso nuestro llamado» —aseguró—, « =es
a que se reajusten las relaciones internacionales
de los gobiernos de la región que no están
mirando a la unión de la Patria grande, sino «a
satisfacer mandatos imperiales desde el norte
[…] y le han dado la espalda a sus pueblos».
Cuba se vuelve tema recurrente; resulta
inevitable. Lazos de hermandad, más allá de
la cooperación, son los que unen a los pueblos
cubano y venezolano. Nexos nacidos del
empuje y el amor que Fidel y Chávez dieron a
esta hermandad, y dotaron de «alma a nuestros
programas sociales».
Entonces, con franca certeza, la Presidenta
de la Asamblea Nacional Constituyente se
muestra convencida de que con la reelección
del mandatario Nicolás Maduro Moros y el
gobierno de continuidad que existe en Cuba,
encabezado por el presidente Miguel Díaz-
Canel Bermúdez, ambas naciones no solo
mantendrán sus relaciones bilaterales, «sino
que las vamos a profundizar aún más».
«Ello forma parte también de la defensa de la
Patria Grande que soñaron Martí y Bolívar;
ahí están los cimientos ideológicos de nuestra
fraternidad […] así que Cuba y Venezuela
seguirán armando un solo corazón».
«Porque cada vez que aquí funciona una de las
misiones con cooperantes cubanos, nosotros
estamos diciendo que es ese el verdadero amor
entre los pueblos. Y eso es lo que debería
reinar si queremos una humanidad más justa,
deberían verse en el espejo de la relación
hermana que existe entre Cuba y Venezuela»,
valoró.
Y así continúa
revelando ante las
cámaras sus profundas
emociones por Cuba
y su pueblo; evoca a
Fidel, estampado para
siempre «en el corazón
de la humanidad entera […] ahí vamos
con su legado, con su ejemplo, inspirados
en su accionar»; y agradece al General de
Ejército Raúl Castro Ruz, cuya presidencia
tanto significó para el proceso político de
transformación en la región.
«La cooperación del pueblo cubano nos llena
de orgullo» —nos dice y sonríe—. «Para
nosotros son héroes y heroínas […] ahí está la
expresión de que otro ser humano es posible,
un ser humano solidario, acompañando al
pueblo en sus penurias, escuchando su dolor,
pero que también comparte sus alegrías.»
Uno tras otro Venezuela ha ido sorteando
escollos en estos casi veinte años de Revolución
Bolivariana. Guerra económica; asedio desde el
exterior y también desde las fuerzas opositoras
internas; todo tipo de guerra no convencional;
feroces campañas mediáticas y mucho más,
han dotado de una histórica resistencia al
pueblo venezolano, cuya principal fortaleza
—al decir del presidente Maduro— está en la
conciencia popular.
Es por eso —añade Rodríguez Gómez—
que «un pueblo consciente es indestructible,
es invencible, y el pueblo venezolano es un
pueblo consciente», que «desde la llegada del
Comandante Hugo Chávez, se hizo poder
político».
Inmensos son los desafíos que continúa
teniendo por delante Venezuela, la Presidenta
de la Asamblea Nacional Constituyente lo
reconoce, convencida de que esa conciencia
popular, esa conciencia colectiva, es lo
que ha permitido enfrentar y derrotar las
más disímiles agresiones a la Revolución
Bolivariana, ante las cuales se ha levantado
como escudo protector la identidad nacional.
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