Estados Unidos, país cuyo gobierno se precia de ser cabeza, modelo y juez de la “democracia” en el mundo, es una de las naciones con mayor retraso en materia de derechos humanos.
Así lo afirma y fundamenta la escritora y destacada jurista, profesora y luchadora social venezolana por los derechos humanos Laila Tajeldine en artículo reproducido por la red “Rebelión”.
Por impedimentos legislativos propios, Estados Unidos no es parte de Convenciones internacionales tales como las que versan sobre los derechos de los niños; los derechos de personas con discapacidad; los derechos económicos, sociales y culturales; la eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer; los derechos los trabajadores migratorios y de sus familiares; la protección contra desapariciones forzadas; contra el reclutamiento, la utilización, la financiación y el entrenamiento de mercenarios; la represión y castigo del crimen de apartheid; contra el apartheid en los deportes; y el protocolo facultativo del pacto internacional sobre los derechos civiles y políticos destinados a abolir la pena de muerte.
Para evitar que se juzgue a sus soldados por la aplicación de torturas, masacres, asesinatos extrajudiciales y otros crímenes de guerra y lesa humanidad que cometan, Washington no reconoce para sí la competencia de la Corte Penal Internacional.
Según reputadas fuentes, 66 millones de personas viven por debajo del umbral de la pobreza en Estados Unidos y el 51% de los estudiantes de escuelas públicas de Estados Unidos están en la pobreza.
En Estados Unidos, más de 50 millones de personas no tienen seguro médico y otra cantidad mayor cuenta una cobertura de salud
ineficiente. El asunto es particularmente grave para los pobres, los afroamericanos y otros grupos con acceso limitado a la atención médica.
El salario de las mujeres es, como promedio, un 22% inferior al de los hombres con igual contenido laboral.
Las corporaciones mediáticas estadounidenses ignoran la persecución política que se practica contra quienes contrarían las políticas bipartidistas y capitalistas en Estados Unidos. Se oculta que hay alrededor de un centenar de presos políticos en ese país por luchar por los derechos civiles y políticos de la población afroamericana, la independencia de Puerto Rico, contra el fascismo y el racismo, por los derechos de las mujeres, etc.
Las prisiones privadas que funcionan en Estados Unidos han admitido que las altas tasas de encarcelamiento benefician sus negocios. Las cárceles aportan mano de obra más barata y no reconocen horas extras. Según el Centro Internacional de Estudios Carcelarios de Londres, Estados Unidos tiene 2,3 millones de personas privadas de libertad, la cifra más alta de presos en el mundo. El país tiene 5% de la población mundial y su población carcelaria representa el 23% de los privados de libertad a nivel global.
La población afroamericana representa el 36% de los presos en Estados Unidos, pese a que la población total afroamericana en ese país es de 12,6%. Los afroamericanos representan el 59% de los condenados y el 74% de los que reciben cadena perpetua.
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